La fiebre amarilla es una enfermedad viral aguda transmitida por la picadura de mosquitos infectados, presente sobre todo en zonas tropicales de África y América del Sur.
Aunque en algunos casos puede manifestarse de forma leve, existen síntomas característicos que sirven como alerta temprana y que, de no atenderse, pueden derivar en complicaciones graves.

Síntomas iniciales
Según las autoridades sanitarias, los primeros signos aparecen entre 3 y 6 días después de la picadura. Los más comunes son:
• Fiebre alta.
• Dolor muscular, especialmente en la espalda.
• Escalofríos.
• Dolor de cabeza intenso.
• Náuseas y vómitos.
• Fatiga y debilidad general.
Fase tóxica
En algunos pacientes, tras una breve mejoría, la enfermedad puede avanzar a una fase más severa, conocida como fase tóxica, donde aparecen:
• Ictericia (piel y ojos amarillentos).
• Sangrado por ojos, nariz, boca o estómago.
• Compromiso del hígado y los riñes.
• Reaparición de la fiebre.
Esta etapa puede ser mortal si no se recibe atención médica urgente.
Prevención
Actualmente no existe un tratamiento antiviral específico, por lo que la vacunación sigue siendo la medida más efectiva. La vacuna contra la fiebre amarilla es segura y en la mayoría de los casos brinda inmunidad de por vida.
A esto se suma la importancia del control del mosquito vector y de la educación comunitaria para evitar criaderos.
Recomendación clave
Si presentas síntomas compatibles, especialmente después de viajar a zonas de riesgo, acude de inmediato a un centro de salud.
La vigilancia, la prevención y la vacunación son la mejor defensa frente a una enfermedad que, aunque prevenible, sigue siendo potencialmente mortal.


