La alcaldesa Johana Aranda ya no quiere sombras. Esta semana marcó el inicio de una ruptura definitiva con el exalcalde Andrés Hurtado, su antiguo mentor político, y lo hizo con una serie de movimientos que muchos en Ibagué ya catalogan como una purga en su administración.
El primer golpe se dio el miércoles 3 de julio con la salida de tres altos funcionarios del IBAL, todos cercanos al “hurtadismo”: Fabián Tinoco (director operativo), Claudia Rengifo (administrativa y financiera) y Jorge Díaz (planeación). A ellos se suman otras tres salidas recientes: Magda Herrera (secretaria general del IBAL), María Isabel Peña (secretaria de Educación) y Aquileo Medina (gerente del SETP).
¿Qué tienen en común? Todos llegaron al poder apadrinados por el exalcalde Hurtado. Pero ahora, la nueva línea es clara: quien no esté alineado con el gobierno de Aranda, se baja del bus.
La mandataria ya lo había advertido en público: “Mi compromiso es con Ibagué y mis únicos jefes son los ciudadanos”. Un mensaje directo, sin rodeos, que muchos interpretan como la lápida definitiva a su alianza con el hurtadismo.
Aunque Aranda fue elegida con el respaldo de esa estructura política, hoy marca distancia y reconfigura el poder en la capital tolimense. En los pasillos del IBAL y otras dependencias se habla de más cambios en camino.
¿Se fortalece el gobierno Aranda o se arriesga a perder gobernabilidad? Lo cierto es que está trazando su propio camino, sin ataduras.
La historia apenas comienza.
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