Los residentes del barrio Ambalá, en la Calle 66A con Carrera 20, expresan su creciente preocupación por el deterioro de una zona que solía ser tranquila y residencial.
Desde hace más de ocho meses, denuncian una situación alarmante marcada por el aumento de habitantes de calle, consumo de sustancias psicoactivas a plena luz del día, acumulación de basuras y abandono por parte de las autoridades.

El punto crítico es una esquina frente a una tienda naturista, donde se ha instalado un parasol que se convirtió en refugio improvisado. Allí, aseguran los vecinos, se concentra buena parte del problema: grupos de personas pernoctan y consumen estupefacientes, generando temor entre residentes, comerciantes, estudiantes y trabajadores del área.

“Este lugar se volvió un foco de insalubridad y peligro. Las basuras se amontonan, los olores son insoportables, y ya no es seguro caminar por aquí, incluso de día”, aseguró un habitante del sector en diálogo con Qué Onda.
La situación afecta directamente a quienes viven o trabajan en las cercanías, entre ellos el consultorio jurídico de la Universidad de Ibagué, varias droguerías, supermercados y entidades financieras. Pese a los llamados reiterados a la Policía Metropolitana y a la Secretaría de Espacio Público, los residentes aseguran no haber recibido respuestas efectivas.

“Ya se han enviado oficios a las autoridades competentes denunciando la ocupación irregular del lugar, pero no hay intervención real. El parasol parece una residencia informal y nadie actúa”, afirman los vecinos.
Desde Qué Onda nos sumamos al llamado urgente a la Alcaldía de Ibagué, la Policía Metropolitana, Interaseo y demás entidades responsables de velar por el bienestar ciudadano. La comunidad exige una intervención integral que incluya operativos de recuperación del espacio público, atención social a habitantes de calle, acciones de limpieza y campañas de cultura ciudadana.
No se trata únicamente de desalojar, sino de brindar soluciones humanas y sostenibles que permitan a los ciudadanos recuperar su entorno y su tranquilidad. “Queremos nuestra cuadra limpia y segura. No más abandono”, concluyen los habitantes de Ambalá.


