POR: FELIPE FERRO
La escena es insólita: millones de colombianos pegados a sus pantallas, siguiendo en vivo un juicio que, más que un proceso judicial, se ha convertido en un
linchamiento político.
No es un juicio más, es el juicio contra el hombre que lideró la recuperación del país en los m momentos más oscuros. Álvaro Uribe Vélez, el patriota que rescató a Colombia de las garras del terrorismo, está siendo sometido a un proceso que, con cada audiencia, deja más en evidencia su verdadero propósito: destruir su nombre y su legado. Hasta ahora, lo que ha quedado claro es que la teoría de la Fiscalía es endeble. No hay pruebas concluyentes que comprometan la responsabilidad del expresidente.
Los testigos de la contraparte han fracasado en su intento de desvirtuar su presunción de inocencia. El caso se tambalea sobre los mismos cimientos débiles en los que fue construido. El principal acusador, Iván Cepeda, se ha enredado en sus propias contradicciones. Reconoció que ofreció beneficios al testigo Juan Guillermo Monsalve, lo que de inmediato debilita su credibilidad. Además, desistió de su acusación más grave: la supuesta participación de Uribe en la conformación de grupos paramilitares.
Monsalve, el “testigo estrella” de la Fiscalía, intentó evitar su declaración alegando maltratos en prisión, versión que fue contundentemente desmentida por la propia ministra de Justicia. Y cuando finalmente declaró, su testimonio resultó ser tan débil como sospechoso.
A esto se suma la testigo Deyanira Gómez, pareja de Monsalve, quien cayó en varias irregularidades. Se comprobó que recibió indicaciones sobre qué responder, y además admitió que introdujo de manera irregular la grabadora con la que Monsalve grabó al abogado Diego Cadena. Un acto que no solo despierta dudas, sino que podría configurar una ilegalidad en la prueba.
En este juicio no se busca justicia, se busca venganza. La defensa de Uribe, encabezada por el brillante Jurista Jaime Granados, ha desmontado con argumentos sólidos esta trama siniestra, orquestada por el Petro-Santismo y sus aliados en el sistema judicial. Quieren mancillar la honra de un hombre probo, de un líder que le devolvió la esperanza al país, pero se estrellan contra la verdad.
Álvaro Uribe Vélez es más que un hombre; es un símbolo de la resistencia, del orden y del patriotismo. Quienes hoy pretenden arrastrarlo por el fango de la infamia no han podido presentar ni una sola prueba contundente en su contra. Lo que estamos viendo es un montaje, un burdo intento de persecución política.
Pero los colombianos no somos fáciles de engañar. Seguiremos del lado de la verdad, de la justicia, y del lado del presidente eterno. Álvaro Uribe Vélez, usted no está solo, está con su pueblo, y con la historia. Por eso hoy y siempre
#UribeYoTeApoyo