Las historias de pesadillas, temores, y de monstruos bajo la cama, cambian de protagonista a medida que creces, primero el “coco” como amenaza frecuente del niño desobediente, luego “la llorona” te despierta en las noches en que la estuviste estudiando para clase de español, como adolescente te sueñas perdiendo a todos tus amigos o al amor de tu vida (si es que tres meses se pueden considerar una vida) Pero, ¿Qué es eso que nos “amenaza” de adultos, lo que nos roba el sueño?
Las pesadillas recurrentes de la mayoría de adultos tienen nombre propio y algún eslogan pegajoso como, “Su dinero está en lugar equivocado” organizar la vida financiera está en boca de todos, y se vuelve el centro de atención de los adultos, que, como yo, construyen su vida desde el casto privilegio de la clase media.
Y es que, parece que en Colombia se nace a la vida financiera por generación espontánea, sin gestación, cuidado prenatal o baby shower, solo se “aparece” con edad suficiente para adquirir obligaciones, cometer un par de errores y tratar de alcanzar metas y sueños.
Como profesional financiera, tengo una hipótesis sobre este fenómeno metafísico de la economía colombiana, la falta de planeación y la falta de educación financiera es lo que convirtió a las entidades bancarias en el villano absoluto de los adultos y a las personas en esos recién nacidos sin preparación a la hora de tomar decisiones, ahora bien, mi consejo para volver a conciliar el sueño y tachar tus finanzas de la lista de temores, es una terapia de exposición: ¡Conoce tus entidades financieras! Tus oportunidades de crédito, familiarízate con ello que te da temor y encontrarás que, en medio de todos los pasillos posibles, este laberinto financiero sí tiene una salida disponible.
Ahora, como colombiana entiendo que este temor viene de las realidades diversas que se mezclan y coexisten en el tejido social, como ese gran número de trabajadores independientes, que encuentran protección en el movimiento de efectivo, evitando el uso de los servicios de cuentas de ahorros o cuentas corrientes, en consecuencia, no tienen cómo demostrar a la entidad financiera sus ingresos mensuales y su comportamiento de pago, es aquí donde me permito dar un primer consejo: Hazte una “identidad financiera”, existe para el sistema, permítete ser visto por las entidades, que puedan comprobar esos movimientos de efectivo trae consecuencias positivas para tus finanzas.
Lo anterior es de vital importancia ya que para que la clase media tenga la posibilidad de adquirir ciertos activos, como una moto, apartamento, casa o incluso para acceder a la educación superior, necesita apoyarse en el endeudamiento, que, si bien es un concepto que intimida, es una herramienta que puede ser empleada de manera responsable y fructífera. Acceder a productos de crédito, puede ser un reto, no se educa a las personas para establecer una relación sana con sus deudas, y es entonces cuando en la edad adulta aparece como un jumpscare a asaltarte la paz con un terrible reporte en datacredito.
Para que esa oportunidad de alcanzar tus metas no se vea manchada o se convierta en una historia de terror, mi siguiente consejo es: Infórmate, conoce el producto que estás adquiriendo, asegúrate de encontrar un servicio que se ajuste a tus necesidades y posibilidades, de manera tal que puedas darle un uso responsable a los recursos y construyendo un hábito de pago que te permita crear un historial crediticio que se convierta en una llave de oportunidades financieras, adicionalmente, crea ese historial tan pronto te sea posible, es bueno que adquieras productos de crédito, en la medida de tus capacidades, desde que tienes edad para ser candidato a disponer de ellos.
Toda esta conversación me trae a una sección importante: El uso responsable de tu tarjeta de crédito, ese es el tipo de materias que deberían estar en el horario escolar desde los 12 años, para que al cumplir 18 no resultara tan confuso y aterrador, como este es solo el deber ser, espero que dos párrafos de explicación sean un buen abrebocas en el tema.
Primero, usa la tarjeta de crédito para tus gastos mensuales tales como mercado, pago de facturas y servicios públicos y difiérelos a una sola cuota, de esta manera no incurres en el pago mensual de intereses, pero si demuestras un movimiento continuo en tu tarjeta, lo que va a impactar positivamente tu datacredito permitiendo a los acreedores identificar que tienes un buen comportamiento de pago y un uso responsable del cupo de la tarjeta.
En caso de necesitar hacer uso de la tarjeta para una compra que requiera ser diferida a cierto número de cuotas primero determina cual es el valor mensual que estas en la capacidad de pagar y de esta forma establece el plazo para la facturación de la misma. Por último, es importante tener al menos dos tarjetas, de esta forma vas a tener la posibilidad de realizar traslado de deudas o “compra de cartera”. Esta es una excelente alternativa para la reducción de intereses.
Finalmente, ¡no te sabotees! Culturalmente las personas acuden con mayor facilidad y confianza a prestamistas informales, al gota gota de toda la vida, porque en apariencia resulta más sencillo, sin embargo tienen tarifas de interés altísimas, y no va a permitirte acceder en un futuro a préstamos o productos de crédito mayores, con los que podrías alcanzar ciertas metas, construye tu historial crediticio de manera formal y dale al concepto de deuda un significado diferente, que no se trate de un “desvare” sino de un medio para alcanzar un fin, sea tu vivienda, tu emprendimiento, tu vida académica, etc.
Que los costos financieros no te intimiden, la cuota de manejo de una tarjeta o las tarifas de retiros o movimientos, que si bien, pueden ser elevadas, no son tan nocivas para tu administración como lo es manejar tus finanzas personales desde la informalidad, al final y de manera irónica, huirle a ese “coco” va a materializar tu verdadero miedo, la crisis financiera.
La falta de educación financiera, crea patrones destructivos a tu economía, la sensación de
no llegar nunca a fin de mes, y tener que recurrir a préstamos como un salvavidas y no como una herramienta para alcanzar tus sueños, se convierte en un ciclo por el que sí deberíamos sentir temor, pero que puede ser evitable si se aprende a administrar los ingresos de manera asertiva.
Mi siguiente consejo para poder dar dos pasos atrás de este círculo vicioso es: Piensa en ti
como una empresa, una entidad del Estado, piensa en tu dinero como el erario público digno de protección y veeduría, ¡Haz un presupuesto! no te traiciones con gastos hormiga, permíteme darte una sugerencia sobre cómo establecerlo, el método de ahorro 50-30-20, no gastes más del 80% de tus ingresos, destina un 50% a gastos básicos, el otro 30% a gastos prescindibles y el 20% restante, ahórralo.
Para finalizar me gustaría advertir algo, iniciar un historial crediticio es bueno e importante, pero no debe hacerse a la ligera, escoger una entidad financiera debe ser como escoger una pareja, una decisión importante, no dejes que la primera opción se gane tu corazón sin esforzarse, escucha a tus demás pretendientes, o dicho de otra manera, conoce tus alternativas, algunas entidades manejan tasas de interés menores o te dan tu primera chequera con la apertura de una cuenta corriente, no dejes de conocer toda la baraja de beneficios posibles.
Podrías necesitar una cuenta de ahorros o una cuenta corriente, o tener la intención de acceder a un producto de crédito que podría ser un leasing habitacional o un crédito hipotecario con tasa fija, entre muchos otros, todos estos términos financieros pueden ser confusos a la hora de escoger, que no te sean ajenos, así que trata de empaparte en el tema previo a consultarlo con tus entidades, busca información en internet y ármate de dudas, que el diálogo con la entidad no sea sólo receptivo, de esta manera podrás garantizarte que estas salvaguardando tus intereses de la mejor manera.
Todo lo anterior es una invitación deliberada al conocimiento, nunca es tarde para aprender una nueva manera de montar tu bicicleta (tu vida crediticia) para sentirte ligero y aerodinámico, las entidades financieras no son monstruos bajo tu cama, con la información suficiente puedes convertirlas en tus aliadas, no hay necesidad de seguir guardando tus ahorros debajo del colchón, espero que una vez hagas el experimento de terapia de exposición decidas tachar este punto de tu lista de temores.
PD: Si no lo tachas de la lista, está bien tener miedo, todavía puedes ser valiente.
Escrita por: María Mónica Riaños Bedoya-Administradora de Empresas.