La selección de Argentina perdió inesperadamente en el debut del Mundial frente a una de las selecciones más débiles del grupo.
Sin duda alguna esta derrota fue un mazazo para los dirigidos por Leonel Scaloni que llevaban 36 partidos de invicto en todas las competiciones y además era considerada por muchos como una de las favoritas a llevarse el mundial.
La Albiceleste arrancó el compromiso con mucha intensidad ya que a los diez minutos Lionel Messi desde los doce pasos abrió el marcador por un penalti que detectó el VAR tras un agarrón de Saud Abdulhamid sobre Leandro Paredes que había pasado desapercibido por el juez central.
Tras esta anotación Arabia reaccionó y comenzó a enredar a la zaga sudamericana que se estaba desinflando en los metros finales, donde carecía de soluciones. Mantuvo un sistema táctico que hizo que la selección de Argentina cayera una y otra vez en el fuera de juego algo que el equipo de Herve Renard tenía bien trabajado.
En ocho minutos la Albiceleste llevó a la red tres balones. Uno de Messi y dos de Lautaro Martínez; ilegales y detectados por el VAR que no sumaron al marcador.
Arabia no había dado síntomas de peligro pero los dio después, en un abrir y cerrar de ojos. Primero, en un buen centro de Firas Al Buraikan sobre Saleh Al Shehri que superó a Romero y cruzó la pelota lejos de Emiliano Martínez convirtiendo de esta manera el 1-1 y seis minutos después, un golazo de Salem Al Dawsrai le daría la ventaja a Arabia Saudita que en el pico del área dejó en evidencia a cuatro defensas y se inventó un tiro a la escuadra que alcanzó la red.
Debido a esto Scaloni decidió tomar medidas. Al campo Enzo Fernández, Julián Álvarez y Lisandro Martínez. Volcó descaradamente el campo. No era para menos aunque ya no era suficiente para darle vuelta al resultado dado que Arabia estaba donde quería, la Albiceleste pudo empatar por medio de Tagliafico en el 63 pero Al-Owais hizo otra gran parada.
Cabe aclara que aún la selección de Argentina tiene la oportunidad de revertir esta situación aunque es claro que esta derrota sí complica el trazado y reduce notablemente el margen de error del campeón del mundo en 1978 y 1986, que no puede fallar ni contra México ni frente a Polonia, sus próximos adversarios.