Con la declaración de la esposa, pudieron continuar con las pesquisas y encontrar la cabeza desmembrada en un bote de cemento, en un arroyo.
La comunidad de Villa Fiorito en Argentina se encuentra horrorizada, tras el macabro suceso que conmocionó a sus habitantes. Un hombre, de 56 años, fue asesinado luego de haber abusado de su hijastra.
Según los vecinos del hombre, identificado como Daniel Tomás Silvero, fue visto por última vez el 1 de junio, cuando una cámara de seguridad lo grabó a las 8:00 de la noche (hora local), llegando a casa de su esposa, Laura Marcela Campos, en un auto blanco.
Según el diario El Universal, al transcurrir los días, una hija de Silvero (que tuvo con su anterior pareja sentimental) reportó su desaparición, tras recibir un supuesto mensaje de texto de él, en el que le decía que se iría a alquilar a otro domicilio y que cambiaría el chip de su teléfono celular.
Luego de la denuncia las autoridades iniciaron las averiguaciones, que terminaron con la confesión de Campos.
La mujer admitió haber cometido el crimen contra su esposo, pero debido a que no se brindó el testimonio ante la autoridad competente para el caso, fue desestimado.
Al parecer la víctima había sido denunciado por dos presuntos abusos sexuales: uno a su hija biológica y otro a su hijastra.
Con la declaración de la esposa, pudieron continuar con las pesquisas y encontrar la cabeza desmembrada en un bote de cemento, en un arroyo.
Según reseñó El Universal, los otros restos fueron encontrados después, cerca del lugar del primer hallazgo. Campos declaró que descuartizó el cuerpo de su esposo y arrojó el cadáver seccionado en distintos lugares de Lomas de Zamora.
La mujer fue aprendida junto a sus dos hijos carniceros, de 21 y 27 años, como sospechosos de cometer el homicidio y descuartizar el cuerpo.
Los vecinos de Campos les comentaron a las autoridades que sospechan que ella y sus hijos habían elaborado empanadas de carne con los restos de Silvero.
Una mujer atestiguó que verlos vender empanadas no era usual y que precisamente en los días posteriores a la desaparición de Silvero empezaron a venderlas.