Los Guzmán Arias buscan abrirse camino en el competido mercado con sucursales en Bogotá y Cali innovando con la lechona empacada al vacío.
En el año 1885, la espinaluna Gabriela Herrán tuvo la idea de vender lechona como una alternativa de ingresos para brindar un sustento a sus siete hijos, sin sospechar siquiera que su emprendimiento se convertiría en un legado familiar que ha sobrevivido durante más de 130 años.
Cuatro generaciones después, la familia Guzmán Arias ha mantenido esta tradición convirtiendo este alimento tolimense en un referente a nivel nacional; por su mesa, han desfilado presidentes, deportistas, cantantes y hasta reinas de belleza que no pueden resistirse a un buen plato de lechona.
“Esa tradición la empezó mi abuelita, siguió mi mamá y la continuamos sus 11 hijos. Cada uno tiene su negocio aparte, manteniendo vivo este legado familiar. Nosotros le debemos todo lo que somos a la lechona”, dice con orgullo Alexandra Guzmán, dueña de la reconocida Lechonería Eduvina.
Para los Guzmán la receta del éxito es muy simple: trabajar con constancia, productos de buena calidad y tratando bien a sus clientes. Y es que desde que abrió sus puertas al público, los hornos de la Lechonería Eduvina nunca se han apagado; incluso durante la pandemia se mantuvieron fieles a la tradición de cocinar esta exquisitez tolimense.
Como dice Alexandra, colombiano que se respete ha disfrutado de este manjar criollo. Esta preparación típica hace parte de la historia de todo el país, acompañando fiestas de 15 años, bodas e incluso, es el plato más vendido en época electoral, por eso, la meta es expandir el negocio.
Con sucursales en Bogotá y Cali, e innovando con la lechona empacada al vacío, los Guzmán Arias buscan abrirse camino en el competido mercado nacional como embajadores de esta delicia gastronómica que se ha convertido en insignia de la Capital Musical, y que tiene su día conmemorativo el 29 de junio, en el marco de las fiestas de San Pedro.